Historia del té

EL TÉ en el origen…

Hace mucho tiempo, mucho antes del Té como lo conocemos hoy, antes de que la gente lo compartiera en sus casas y tomarlo socialmente, el Té era medicina para Chamanes y Sanadores. Tomaban sus hojas para que los guiara a estados profundos de meditación en los cuales conectar con la naturaleza y recibir su sabiduría.

 

En aquella época el té se tomaba de la manera más sencilla, simplemente añadiendo agua caliente y dejando infusionar. A veces se tomaban directo de los árboles, a veces se dejaba secar las hojas en contacto con el aire y con el sol y se iban tomando.

 

No existían cultivos y los árboles no estaban domesticados. Encontrar un árbol era algo esporádico, y aún más encontrar hojas jóvenes en aquellos árboles milenarios perdidos en la densidad de los bosques de los Himalayas.

 

En este antiguo territorio, hace más de 5.000 años, los médicos, chamanes, sanadores, y místicos observaban la salud en términos de cómo el bienestar físico, la longevidad, la serenidad mental, y la espiritualidad estaban en armonía con la Naturaleza y el Cosmos.

 

Se menciona en la historia popular a un antiguo sabio, de pronto emperador, a quien le atribuyen el origen de la medicina china y de la agricultura. Shennong, dicen, consideró el Té como la planta maestra de todas las hierbas. Se dice que uno de ellos, Shennong, fue quien lo identificó. Shennong traduce Agricultor Divino. Se dice que era un hombre, parte humano y parte naturaleza, que entraba a los bosques y al monte a aprender sobre las plantas. Dicen que tenía cuernos, como las cabras, y que vestía una capa de hojas que cambiaba con las estaciones. Shennong podía crear antídotos con su metabolismo y se dice que su estómago se volvía transparente para que el pudiera ver los efectos de las plantas que estudiaba.

 

Algún día en alguna de sus caminatas sobre los bosques de niebla, Shennong descubrió el Té accidentalmente tomando agua caliente que había sido infusionada por una hoja de camellia sinensis que había caído en su taza. Entró en un trance, sintió las raíces, la sabiduría ancestral y la conexión con todos los seres de la naturaleza.

 

Existe otra versión en la que Shennong toma un veneno letal que no pudo transformar con su alquimia interna. A punto de morir pide aprender una última lección. Ve un árbol que no conocía, el Té, y toma tres hojas, las masca y medita. Siente como ellas lo limpian y liberan de la toxicidad. Después de oraciones, plegarias y ofrendas se dedica al estudio de esta planta.

 

Estos Caminantes de las Nubes, meditaban, practicaban artes marciales, caligrafía y cultivaban su energía. Los mejores médicos sabían qué le ocurría a alguien sólo con mirarlo o sentirlo. La energía vital, Qi, de quien sanaba era muy importante.

 

Para algunos el té refresca y acompaña, para otros es un hobby o un arte. El Té también es una posibilidad de crear tiempo, de calma, de espacio. Para nosotros el Té es medicina y espiritualidad. Es un estilo de vida, de vivir la belleza del momento presente. Al igual que para todas las plantas, las palabras se quedan cortas y es la experiencia y el sentir quienes nos van guiando en este maravilloso mundo sutil.

 

Cada vez que preparamos una taza de Té estamos conectando con ese conocimiento ancestral. Tomar el té socialmente es válido, pero también es clave recordar el origen y las virtudes de esta planta y preparación ancestral. Que cada taza la preparemos con mente serena y vitalidad.

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